sábado, 27 de julio de 2013

¿Quién dijo que Fidel no estuvo este 26 de Julio en el Moncada?



Aída Quintero Dip
 
   Fidel estaba este 26 de Julio con su inconfundible  traje verde olivo, en el aniversario 60 del asalto al cuartel Moncada junto a más de 10 mil santiagueros, en representación de todos los cubanos, y los amigos latinoamericanos y caribeños que nos honraron en la celebración del Día de la Rebeldía Nacional.
   En el  mismo escenario de los hechos de 1953, el líder histórico de la Revolución cubana nos miraba desde una foto gigante en lo alto de la fachada central de la antigua fortaleza militar, hoy Ciudad Escolar, sonriente y con el puño en alto, simbolizando la victoria que siempre le ha acompañado.
   No estaba solo, como el 26 de julio de 1953 muy cerca se encontraban combatientes de la Generación del Centenario, y desde pancartas en el polígono donde acontecía el acto, lo rodeaban imágenes de quienes no están ni olvidados ni muertos, porque siguen viviendo en el alma de la Patria, Abel, Tassende, Renato, Haydée…
   También había rostros entrañables de patriotas, inspiración para el combate por un mundo mejor. Por un lado, Almeida, el Che, Camilo, Celia, Frank, Vilma; por el otro, José Martí, el Autor intelectual del Moncada;  Máximo Gómez, Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, de cuya savia nos nutrimos cada día. 
   La mañana de la Santa Ana fue de rebeldía, de recuerdo, y también de júbilo, vivimos una verdadera fiesta de solidaridad latinoamericana. Y no faltó el reconocimiento de cómo ha germinado entre nuestros pueblos hermanos América Latina y el Caribe la semilla sembrada en el Moncada.   
   El hijo de Chávez, Nicolás Maduro, presidente de la República  Bolivariana de Venezuela, fue el primero en expresar que el 26 era un día de Martí, de Fidel, y se regocijó del privilegio de tenerlo como faro que alumbra los destinos de esa América Latina que está hoy de pie gracias a su ejemplo y al de su país.
   Fidel, Fidel, qué tiene Fidel que los americanos no pueden con él, se preguntó el Canciller del Ecuador, Ricardo Patiño, y él mismo se respondió: Tiene dignidad, coraje, liderazgo universal y está repleto de amor por su pueblo.
   Y la historia no solo lo absolvió, como el Comandante en Jefe vaticinó en su autodefensa por los sucesos del Moncada que enmudeció a sus verdugos, en octubre de 1953, sino que ahora le rinde merecido tributo a él y a su pueblo, en la conmemoración de los 60 años de la gesta heroica.
   Porque cuando los líderes de la región alababan la colaboración de Cuba, que había contribuido a elevar el nivel de salud y educación de sus pueblos, y muchos de sus hijos se habían beneficiado del milagro de la vista por la Operación Milagro, era un reconocimiento especialmente a su persona, a ese paradigma del humanismo y la justicia social que es Fidel.
  Cuba es el mejor testimonio  de que la libertad y soberanía pueden ser defendida y salvaguardada, si todo el pueblo asume esa postura como propia, señalaba Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y en esa declaración estaba implícito el magisterio de Fidel.
   Lo evocó Evo Morales, el presidente de Bolivia,  al recordar la  anécdota en que aprendió de Fidel que la solidaridad no tiene precio, en el sentido de compartir lo  poco que se tiene y no lo que le sobra, como es práctica de Cuba.
   Que el patio trasero de los Estados Unidos ya no está más en América Latina como se afirmó en la celebración, está latente la prédica y el ejemplo de Fidel  de cuyo verticalidad antimperialista han aprendido los pueblos de esta área geográfica y del mundo entero.
   Fidel estuvo en el espíritu solidario de los integrantes de la brigada Venceremos y de los Pastores por la paz, que han desafiado el bloqueo de los Estados Unidos contra la Isla,  y siempre tienen gestos de amor hacia los cubanos.
   Fidel estuvo en el corazón de los santiagueros y en las palabras emotivas de su hermano Raúl, su compañero de luchas desde el Moncada y en toda la contienda revolucionaria y quien dedicó la celebración con justeza a su principal protagonista y artífice.

lunes, 8 de julio de 2013

Clama René por la libertad de sus cuatro hermanos


Aída Quintero Dip

El regreso a la Patria de René González Sehwerert, uno de los Cinco antiterroristas cubanos, constituye más que aliento y esperanza, una inyección que aporta nuevas energías a la lucha tenaz por la libertad definitiva de sus cuatro hermanos.
Desde que el Héroe llegó a Cuba declaró que su vida estaría en lo adelante dedicada a  la batalla para propiciar el retorno al seno del hogar, de la familia y ante su pueblo, de Gerardo, Ramón, Fernando y Antonio.
Esta postura propia de un hombre digno, fue reafirmada en el primer período de sesiones de la octava legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular,  en La Habana, donde agradeció la entrega del título de Héroe de la República de Cuba, que: “primero, fue una sorpresa y, también, resultó muy emotivo, a la vez que nos honró y nos comprometió aún más con el pueblo cubano representado en esta Asamblea.
“Este es un caso que se comete cada día del año, ya durante 15 años, con la misma impunidad con que se miente al mundo para destruir a Irak, o con la misma impunidad con que se maltrató a Evo Morales recientemente. No es caso de justicia equivocada, es el caso de quienes decidieron utilizar la ley para proteger a sus terroristas”, subrayó González Sehwerert.
El Héroe cubano tildó de obcecada la política de los Estados Unidos en el caso y exhortó al pueblo de Cuba a trabajar  creadoramente y buscar todas las vías posibles para hacer saber la verdad en el mundo y apurar la lucha por la libertad de sus compatriotas, pues “quieren que cada uno de ellos cumplan la sentencia hasta el último día, como muestra de su prepotencia en un caso político, porque las leyes no son más que una cortina de humo para atacar a Cuba.”
 “Los caminos trillados no nos llevarán a la justicia”, sentenció y  elogió la iniciativa de “una campesina en Pinar del Río, que vive cerca del mural de la prehistoria y a la que nadie le dio un plan de trabajo, que le explica acerca de los Cinco a cada turista que visita su casa. Ese es el espíritu que tenemos que mostrar si queremos arrancarles a mis hermanos de las garras al imperio.
“Fidel nos dijo volverán, y con esas palabras nos estaba conminando a luchar por traerlos y eso es lo que tenemos que hacer. Tenemos que luchar porque estén aquí con sus familias y que estén ya”, concluyó.
Su intervención fue afianzada por el parlamento cubano al aprobar  un Llamamiento por la libertad de los Cinco antiterroristas cubanos, quienes tenían la única misión en el país estadounidense de monitorear  a grupos y organizaciones responsables de acciones terroristas contra Cuba.
Desde numerosos naciones crece el clamor de libertad para Gerardo, Fernando, Ramón y Antonio. Jefes de Estado y Gobierno, parlamentos, partidos políticos, Premios Nóbel, intelectuales, organizaciones y movimientos de solidaridad en el mundo exponen su apoyo a la justa causa y se oponen a las  manipulaciones políticas del caso, las arbitrariedades y violaciones a sus derechos y el de sus familiares.
El actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama  no tuvo responsabilidad en este vergonzoso y amañado proceso; pero su Constitución  le da la prerrogativa de liberarlos  de inmediato y con esto poner fin a este atropello. Las personas honestas del mundo, los familiares de los Cinco,  y en especial el pueblo cubano,  reconocerían este gesto humanitario.
Por lo cual la Asamblea Nacional del Poder Popular  agradece a todos los que han puesto si granito de arena en este empeño y solicita una vez más que se dirijan al Presidente de los Estados Unidos, a las autoridades y al Congreso de ese país, para reclamar la libertad de los antiterroristas cubanos y el regreso inmediato y sin condiciones  al seno de sus familias y  su Patria.

jueves, 4 de julio de 2013

Muchos y buenos médicos en Cuba



Porque consecuente con el pedido de ChE, la universidad se tornó flexible, se pintó de negro, de mulato, de obrero, de campesino, y, en fin, después de pintarse de pueblo, se pintó con los colores que le parecieron bien al pueblo cubano.

Wilkie Delgado Correa

Hay que confesar que estamos acostumbrados a las buenas noticias sobre el desarrollo de la medicina cubana en el país y en el mundo. Sin embargo, no puede faltar que, de vez en cuando, tengamos que soportar las campañas que orquesten los enemigos del proceso revolucionario cubano para desacreditar la labor y competencia reconocidas de los médicos y otros profesionales de la salud cubanos, tomando como pretexto una u otra circunstancia.  

Amigos solidarios como Frei Betto y otros se han encargado de reivindicar, allende los mares, el prestigio indudable de quienes han hecho un aporte significativo a la salud y a la vida de numerosos pueblos, según lo reconocen las autoridades gubernamentales de los países y organizaciones como la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, entre muchas otras. 

El modelo de formación de médicos y otros profesionales de la salud en Cuba se sustenta en una estrategia desarrollada y puesta en práctica, dentro y fuera del país, durante más de cincuenta años.  

En síntesis, se ha caracterizado por procurar satisfacer las necesidades urgentes nacionales y, a la vez, en la medida de lo posible o supuestamente imposible, brindar una ayuda solidaria a otros pueblos; por abrir las puertas universitarias a los hijos de todos los estamentos de nuestra sociedad y, como complemento solidario, acoger como propios a los hijos de los sectores humildes de otros pueblos del mundo; por poner en práctica planes de estudio sucesivos, o procesos de perfeccionamiento de los vigentes en cada época, acorde con el desarrollo de las ciencias médicas, las tendencias modernas en el campo de la pedagogía y la evolución de las concepciones más justas y eficientes en la salud pública; por la ruptura con los métodos dogmáticos, elitistas y enciclopedistas en la enseñanza, y divorciados, en gran medida, de las necesidades y las realidades de las sociedades; por la búsqueda incesante de una mejor articulación con los niveles de enseñanza precedentes y la enseñanza posgraduada continuada; por contemplar en el perfil del egresado, como parte de los estudios de especialización o de entrenamientos específicos, la necesaria introducción y complementación de aquellos conocimientos o prácticas que aconsejen o demanden la situación de salud nacional o la propia, en dependencia del área geográfica, de aquellos países donde ejercen la misión médica nuestros profesionales; por la integración de la ciencia y la conciencia en el proceso formativo de nuestros profesionales, que les permite respetar, valorar y compartir las disímiles culturas de los pueblos a los que brindan sus servicios;  por el desarrollo, cada vez con mayor envergadura, de la colaboración en la formación de médicos en muchos países; por la integración del sector de la salud con los planes de investigaciones en todos los campos científicos de avanzada, como son, entre otros, la biotecnología, la farmacéutica y las nuevas tecnologías.   

En el mismo año del triunfo de la Revolución, Che se encargó de apuntar hacia el decisivo comienzo de la enseñanza universitaria en Cuba. En el discurso al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Las Villas, el 28 de diciembre de 1959, el Comandante Ernesto Guevara, definió magistralmente el pedido que el Gobierno Revolucionario hacía a las Universidades cubanas y que debía concretarse con urgencia y como un mandato irrenunciable para el futuro. 

“Y, ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba…, y el pueblo que ha triunfado, que está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad con los colores que le parezca”.  

En el discurso del Che Guevara en el Primer Encuentro Internacional de Profesores y Estudiantes de Arquitectura, el 29 de septiembre de 1963, apuntaba hacia la proyección internacionalista de la Revolución cubana: “Además, nunca debemos olvidar que la Revolución cubana, por la fuerza de su ejemplo, no actúa solo aquí, internamente, y que sus deberes están más allá de las fronteras de Cuba: … ; el deber de ser sensibles ante todas las miserias del mundo, ante todas las explotaciones y las injusticias; el deber que sintetiza Martí en una frase que muchas veces hemos dicho, y que siempre debemos tener en la cabecera de nuestra cama, en el lugar más visible, y es aquello de que “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”.  

Consecuente con las ideas de Fidel Castro delineadas desde el heroico asalto al cuartel Moncada, las necesidades del país y la voluntad del Gobierno Revolucionario y del pueblo, la ley de la Reforma de la Enseñanza Superior, firmada el 10 de enero de 1962,  trazó como fines de la Universidad los siguientes: Formar profesionales de nivel superior en el número y calidad que demanden las necesidades del país; organizar y difundir los estudios de la ciencia y las humanidades; realizar investigaciones científicas, desarrollar el espíritu de investigación en los universitarios y colaborar con las instituciones científicas y organismos técnicos extra-universitarios; completar la formación cultural, moral, política y corporal de los estudiantes, de modo que constituyan ciudadanos de las más altas calidades, dispuestos a servir siempre a la Patria y a la Humanidad con la eficiencia, el desinterés y la abnegación necesaria; contribuir a elevar, mediante actividades de extensión universitaria, el nivel cultural del pueblo cubano; fomentar el intercambio científico y cultural entre Cuba y los demás países del mundo. 

La política de la Revolución para las universidades en el campo específico de la salud quedó expresada de la forma siguiente:
"La salud es uno de los aspectos más importantes del bienestar material del hombre. La sociedad necesita médicos y enfermeras, necesita clínicas y hospitales, en los que la ciencia más avanzada esté al servicio de todo el pueblo. Esto representa para la Universidad un mayor esfuerzo en términos cuantitativos y una orientación  completamente distinta desde el punto de vista cualitativo de lo que fue hasta hoy la enseñanza y la práctica de la Medicina, pero también en este caso la determinación de los recursos materiales y la orientación de los planes de estudio de la Facultad de Ciencias Médicas tienen que basarse en una evaluación de las necesidades de la sociedad cubana y del plazo en que estas necesidades pueden ser satisfechas”.    

“El conjunto de principios acordados -señala la Ley de Reforma Universitaria-  debe conferir a la institución universitaria, una vez provista de idóneo elemento humano, una base funcional eficiente a un “espíritu”, es decir, una actitud, una conciencia colectiva, una sensibilidad y una voluntad de servir a la cultura, a la Patria y al mundo.”  

Cosechas recientes de este proceso formativo en las Ciencias Médicas son las graduaciones del curso académico. Son reflejo de la lucha de Cuba, a nivel nacional e internacional, para garantizar el derecho humano a la vida, en primer término, para complementar la vida con el derecho a la salud, en forma universal y gratuita, en segundo término, y para asegurar una calidad de vida como elemento indispensable del bienestar general de hombres, mujeres, niños, adultos y ancianos. 

¿Acaso no son buenas noticias el hecho de que en el mes de julio del 2012 se graduaron 5 315 médicos cubanos y 5 694 jóvenes que procedían de 59 países; mientras que en julio de 2013 se graduarán 5 683 médicos cubanos y otros 4 843 que proceden de 70 países?

¿Acaso no llama la atención, favorablemente, que de esas 70 naciones, 9 muestren el saldo siguiente?: Bolivia, 855; Ecuador, 718; México, 444; Argentina, 387; El Salvador, 386; Guyana, 280; Timor Leste, 194; Angola, 118; y China, 101. 

¿Acaso no será una buena y extraordinaria noticia que la cifra total de graduados en el año 2012, en todas las carreras de Ciencias Médicas (Medicina, Estomatología, Enfermería, Psicología y Tecnología de la Salud) fue de 32 171, mientras que este año de 2013 será de 29 712, de los cuales 5 020 proceden de otras naciones? 

Estas promociones son fruto de la docencia desarrollada en 13 universidades  de Ciencias Médicas y 3 Facultades Independientes y la Escuela Latinoamericana de Medicina, que cuentan con más de 37 500 profesores. Además de estos habría que contar los cientos que participan en la docencia de una cifra similar de miles de estudiantes en sus países respectivos. 

Pero se podría añadir más, ya que entre los acontecimientos relevantes ignorados por la “gran prensa” y que nunca estará dispuesta a reconocer, está el hecho de que desde el triunfo de la Revolución en 1959 hasta el año 2012 se han graduado en Cuba más de 124 712  médicos. 

Este ha sido el resultado de una estrategia concebida y desarrollada por Fidel con una delectación de artista y una voluntad tenaz de combatiente de la luz y la vida. Su sueño de convertir a Cuba en una potencia médica, es una realidad tangible, mal que les pese al imperio y a la ralea reaccionaria de todos los ropajes y de todos los parajes. 

De modo que los que hoy, abroquelados en su formación elitista, sus intereses gremiales egoístas y en sus prejuicios clasistas, atacan a los médicos cubanos por estas o aquellas razones, sin atender ni mencionar que más allá de cualquier intento de prejuzgar y demeritar su actividad integral concreta en las condiciones de vida más difíciles y hasta peligrosas, la experiencia de las misiones médicas cubanas en muchos países del orbe les han otorgado, más que el aprobado, un certificado de excelencia a estos profesionales generosos. Y no porque sepan más que todos los médicos del mundo de su mismo perfil y especialización, sino porque lo saben hacer y mucho mejor en las condiciones peores que se les presenten para ejercer los servicios médicos básicos. Pero cuando se ha tratado de servicios médicos altamente calificados, también han demostrado, dentro y fuera del país, que saben brillar por sus resultados, su talento, sacrifico y generosidad.  
 
Tal vez cabe añadir que la lucha por una exigencia mayor en la calidad y competencia de nuestros egresados no debe terminar nunca, porque es el reto del desarrollo científico y social. Siempre habrá una insatisfacción al respecto. Pero también es verdad -sépanlo las clases elitistas y exclusivistas- que en todas partes los pueblos aprenden a diferenciar lo que es bueno y lo que es malo, que los pueblos un día despiertan o se cansan y, como expresara Che, conocen su fuerza y se saben arrolladores, y el día en que toquen a las puertas de la Universidad, la Universidad debe ser flexible, y pintarse de blanco, de negro, de mulato, de indio, de obrero, de campesino, o se quedará sin puertas, y los pueblos las romperán y ellos pintarán la Universidad con los colores que les parezca..Y también inventarán y fundarán las nuevas universidades que den solución a sus necesidades.

lunes, 1 de julio de 2013

A las puertas del 26 de Julio, Santiago es el mismo y es otro


Aída Quintero Dip
Ya estamos en julio, el mes del 26, el mes del asalto al cuartel Moncada. Los santiagueros, testigos más cercanos de la epopeya de 1953, nos afanamos en cumplir los compromisos con la fecha patria; son más de 300 las obras que se ejecutan para saludar la gesta y homenajear a sus héroes y mártires, el más digno tributo que puede hacerse para mejorar el nivel y calidad de vida del pueblo.
A solo 25 de celebrarse el aniversario 60 de la hombrada heroica, en la indómita tierra  se ha hecho una convocatoria al pueblo para multiplicar la laboriosidad, en aras de multiplicar los resultados en bien del desarrollo y de la sociedad. Cada habitante de la urbe está presto a ocupar su puesto en la trinchera de trabajo y de combate, en una ciudad distinguida por la generosa entrega de su gente y donde se respira con más fuerza el aire de grandeza del 26 de Julio.
Santiago de Cuba tiene atributos, tiene hidalguía; ahora está más optimista que nunca, construye, levanta, aglutina; está en 26 como siempre. Es la ciudad más hospitalaria y amistosa, rebelde y bravía, alegre y tradicional. Bastaría al visitante unos pocos minutos para comprender que, si no viene aquí, no conoce suficientemente a Cuba, y que se encuentra en el palpitante centro de una ciudad como pocas: en el mismo corazón de Santiago.
Santiago de Cuba ya nunca fue la misma después del asalto al Moncada. Ahora, a casi 60 años de la osadía de los jóvenes de la Generación del Centenario, tampoco es la misma; los hombres y mujeres renuevan cada amanecer de esta tierra de tan amorosa dedicación, y la hacen crecer para que su rebeldía, hospitalidad y heroicidad sean eternas.
En Congreso y en 26 están los Comités de Defensa de la Revolución que tienen aquí un incentivo adicional: parecerse y reflejar la gloria de la fecha, lo que es lo mismo que efervescencia patriótica, espíritu de trabajo en las donaciones de sangre, recogida de materias primas, la guardia cederista en pos de mayor vigilancia revolucionaria, rescate y fomento de valores; y siempre la disposición de asumir cualquier misión para el avance de este pedazo querido del oriente cubano.
Las santiagueras también hemos hecho un aporte sustancioso a la efeméride. Por los logros cosechados en el 2012 y la entrega para la recuperación tras el paso del huracán Sandy, la provincia mereció ser sede del acto nacional por el 53. aniversario de la Federación de Mujeres Cubanas, el venidero 23 de agosto. Surina Acosta Brook, secretaria general de la FMC en el territorio, ponderó todos los resultados y destacó el crecimiento consciente y voluntario de 2 406 muchachas, garantía de continuidad y vida de la organización.
Jóvenes herreros, electricistas y albañiles, junto a sus profesores, dejan huellas en sitios de gran valor artístico, histórico, cultural y natural para el patrimonio de Santiago de Cuba como integrantes de la escuela taller y de oficios Ugo Luisi, de la Oficina del Conservador de la Ciudad; ellos desempeñan un papel protagónico en la recuperación de la zona histórica de la urbe, un ajetreo que también saluda el 26.
 “La casa es como un manantial perenne, de donde se sacan fuerzas diarias y nuevas, siempre frescas, y siempre poderosas, para la batalla de la vida”. Gracias José Martí por regalarnos esa hermosa definición que tanto se ajusta a lo vive hoy Santiago, donde Cuba tiene su casa grande que alcanza para abrazar y hospedar a todos sus compatriotas.
Nueva luz que nos concede este 26, es el otro centinela de la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, de la Ciudad Héroe, donde se emplazó una imagen gigante del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque a un costado del Teatro Heredia. Completamente de acero, la obra fue una solicitud expresa del presidente cubano Raúl Castro, hecha al artista Enrique Ávila González, escultor, pintor y creador también de las figuras del Che y de Camilo ubicadas en el entorno de la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana.
Más vigilado, más seguro, más estoico, está ahora nuestro querido Santiago y su pueblo, que enaltece su orgullo identitario al tener a dos insignes patriotas cuidando sus sueños.